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Diles que así ha dicho el Señor, Dios de Israel: “Maldito sea el hombre que no obedezca los términos de este pacto, que yo mismo prescribí a vuestros antepasados el día que los hice salir de Egipto, de esa caldera para fundir hierro”. Les dije: “Obedecedme y cumplid con todo lo que os prescribo, y vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Así cumpliré el juramento que les hice a vuestros antepasados, de darles una tierra donde abundan la leche y la miel, como la que hoy tenéis vosotros”».

Yo respondí: «Amén, Señor».

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